Con las pilas a tope... #1

Después de unos maravillosos días de vacaciones, volvemos a la rutina. Este año lo hemos aprovechado bien. Han sido días de levantarse sin despertador, de pasear, de juegos con amigos en el parque, sin prisas... Nuestras vacaciones comenzaron con nuestra primera visita en familia al Planetario de Madrid para después comer por Malasaña.


Para la segunda parte de las vacaciones, preparamos las maletas y nos fuimos a Pontevedra. Hacia tiempo que quería volver porque tengo muy buenos recuerdos de tierras gallegas. Allí pase dos de los mejores veranos que recuerdo y creímos que ya era hora de volver. Y no pudimos hacer mejor elección. Nos salió todo genial empezando por el desayuno camino a Pontevedra (paramos en un restaurante que se llamaba La Viña de Rueda; salida 170 en la A-VI). En cuanto al alojamiento, nos decidimos por el Apartahotel Dabarca. Esta justo en el centro de la ciudad y el acceso es facilísimo desde cualquiera de las carreteras. Cerca del hotel hay un Restaurante que merece la pena visitar: Casa Digna (Plaza de Mareantes 14).

El primer día, después de un largo viaje, decidimos pasear con unos buenos amigos gallegos, Alberto y Ana, por el centro de Pontevedra, que no puede ser más bonito: Plazas preciosas llenas de camelios en flor, con terrazas estupendas para tomarse un cafe o un rico albariño, tiendas rebonitas como la juguetería El sueño de Alë y Patt



Cuando decidimos ir a Galicia (o #Galifornia) lo hicimos sabiendo que nos podía hacer mal tiempo pero hemos tenido una suerte increíble porque el tiempo nos ha acompañado todos los días y por eso, no podíamos dejar escapar la oportunidad de ir a la playa. Y allí que nos fuimos pero no a una playa cualquiera, a la Playa de Rodas en las Islas Cíes. Cogimos un barco en Vigo con la naviera Mar de Ons. Pero ya que estábamos en Vigo aprovechamos para tomarnos unas ostras y unos mejillones en la Calle de las Ostras. Muy ricas pero... nos metieron un palo con la bebida.


El trayecto fenomenal, unos 40 min. aproximadamente. Conforme te vas acercando a las Islas vas viendo la espectacularidad de las playas... Y una vez allí... ¡flipamos!




La playa es preciosa pero el paseo entre arboles es magnifico y la isla tiene diferentes itinerarios si prefieres la opción de caminar alrededor. Nosotros optamos por ambas opciones: caminamos hasta el camping que hay en la isla para comer algo, seguimos la ruta que llevaba hasta un faro y después decidimos disfrutar de una tarde de playa.


Nuestro día de playa fue espectacular: arena blanca y fina, agua azul turquesa y fría (mis piernas lo agradecieron mucho), buena temperatura, poca gente, juegos en familia,... si lo hubiéramos pensado mejor, nos habíamos quedado a dormir en el camping.


La anécdota del día (y del viaje): una gaviota le quito la merienda a mi hijo de sus propias manos...  Igual que vino volando, se fue volando... pero con un sandwich de paté... ¡Imaginar nuestras caras! Y el dedo de Gabriel...



Hasta aquí la primera parte de las vacaciones. Y las vuestras ¿las habéis disfrutado?, ¿habéis cargado  las pilas?


¡Hasta pronto!

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